viernes, 19 de abril de 2013

El diálogo verdadero (Paulo Freire)



El diálogo verdadero es aquella conexión que se da entre alumno y maestro y en el que podemos notar que surge una comunicación horizontal, es decir, que ambos están en el mismo nivel, ninguno es más que otro. El maestro se muestra como guía pero no impone, es el alumno quien se forja en su propio pensar, en su propia visión del mundo.

Para que este diálogo pueda ser verdadero, necesita de tres requisitos: 1) Amor, el más importante, amor hacia el mundo y entre los hombres; 2) Humildad, esto implica tener fe, confianza y esperanza; Fe en que el aprendiente puede crear, hacer y cambiar, Confianza, pues los sujetos en diálogo se manifiestan con mayor soltura y comodidad, Esperanza, pues nos permite estar en continuo movimiento hacia la superación. 3) Pensar verdadero, que se refiere al pensamiento que nos permite percibir la realidad como es en verdad, un proceso continuo, no algo estático.

Para poder dialogar verdaderamente, necesitamos encontrar el o los temas generadores, estos van a provocar que el aprendiente perciba la realidad en la que está inmerso, y trate de cambiarla y superar la situación que le detiene, esa situación que Paulo Freire llama “Límite”, y que marca la frontera entre lo que se es y lo que se puede ser.

Para investigar este tema, debemos sumergirnos en la vida cotidiana del aprendiente, todo aquello que le rodea, como vive, donde trabaja, en la práctica deportiva, en las actividades sociales, las relaciones familiares, etc., para conocer el contexto en el que se desenvuelve. La segunda etapa consiste en mostrar los obstáculos que el aprendiente percibe y que le impiden superarse, pero se le muestra también retos para estimularle a pensar, al contrario de la educación bancaria que les llama a adaptarse a su realidad, aquí lo que se busca es que piensen por sí mismos y que encuentren el camino a la superación.

miércoles, 3 de abril de 2013

La pedagogía del oprimido de Paulo Freire


 

En este libro, Paulo Freire hace una crítica al sistema tradicional de educación (“educación bancaria”) y presenta una nueva perspectiva donde maestros y alumnos trabajan juntos, y en la que los alumnos aprenden a cultivarse a sí mismos a través de situaciones cotidianas, que les proporcionen experiencias para generar un ambiente de aprendizaje.

Freire propone que el individuo tome consciencia de la realidad en la que vive, siendo oprimido, para poder tomar la iniciativa para luchar y liberarse así de sus opresores; pero lo que se busca es que se analice y se reflexione, pues son muchos los que se liberan y se convierten en aquello contra lo que luchan (opresores). Su método de aprendizaje implica crear una consciencia en el individuo, una nueva forma de pensar, de modo que se produzca la liberación interna del individuo y ésta trascienda a su realidad.

Por lo tanto, la educación que propone Freire es una educación liberadora en la que desaparezcan las líneas divisorias entre maestros y alumnos, de modo que la relación sea bidireccional y ambos puedan obtener una educación integral, y en la que los contenidos sean comprendidos y analizados en torno a la realidad en la que viven los individuos, que su aprendizaje se base en experiencias reales, para que ellos puedan hacer una autoconstrucción del mundo que les rodea y participen activamente en él. Al contrario de la educación bancaria, en la que el individuo es tratado como un mero recipiente en el que se deposita el conocimiento y cuyo objetivo es el de transformar sus mentes para que se adapten fácilmente a cualquier situación y así dominarlos fácilmente; se busca la pasividad de los individuos respecto de su realidad.

Un punto importante en el método de Freire es la dialogicidad, que debe establecerse entre maestro y alumno, no se refiere a una narrativa o discurso, si no a la interacción discursiva entre ambos. No es establecer un diálogo con el individuo para influirle ideas externas, sino buscar un lenguaje similar que nos permita interactuar con él, conocer su pensamiento y el contexto en el que se encuentra para proporcionarle espacios en los que él, por sí solo, pueda buscar la superación y la liberación de la opresión; pero estos espacios están, por lo general, envueltos en “situaciones límite” generadas por los opresores, de modo que es necesario desaparecerlas por medio de la educación.

Para hacerlos despertar debemos encontrar el tema generador, que les motive a buscar su liberación, para investigar este tema, debemos conocer la forma de pensar de los oprimidos y esto se logra yendo ahí donde viven y experimentar las situaciones en las que se encuentran, después debemos aplicar el aprendizaje sistemático, de forma grupal, de modo que el individuo tome consciencia máxima de su realidad y la exprese.

Los opresores, por supuesto, buscan la antidialogicidad para mantener su status mediante diversos medios, como la manipulación a través de las ideologías, la conquista, la división y la invasión cultural, que es una táctica subliminal que se emplea para la dominación y que conduce a la inautenticidad de los individuos.

Como conclusión podemos decir que de acuerdo a Paulo Freire, el oprimido debe construir su propia realidad a través de las circunstancias que se generan en su vida cotidiana, ya que esto le permitirá reflexionar y analizar el mundo para transformarlo y así liberarse de los opresores, para esto se debe promover el diálogo amoroso y humilde, el aprendizaje contextualizado y la autoconstrucción de la realidad.

Araceli Parra Mata