En este libro, Paulo Freire hace una crítica al sistema tradicional de
educación (“educación bancaria”) y presenta una nueva perspectiva donde
maestros y alumnos trabajan juntos, y en la que los alumnos aprenden a
cultivarse a sí mismos a través de situaciones cotidianas, que les proporcionen
experiencias para generar un ambiente de aprendizaje.
Freire propone que el individuo tome consciencia de la realidad en la
que vive, siendo oprimido, para poder tomar la iniciativa para luchar y
liberarse así de sus opresores; pero lo que se busca es que se analice y se reflexione,
pues son muchos los que se liberan y se convierten en aquello contra lo que
luchan (opresores). Su método de aprendizaje implica crear una consciencia en
el individuo, una nueva forma de pensar, de modo que se produzca la liberación
interna del individuo y ésta trascienda a su realidad.
Por lo tanto, la educación que propone Freire es una educación liberadora
en la que desaparezcan las líneas divisorias entre maestros y alumnos, de modo
que la relación sea bidireccional y ambos puedan obtener una educación integral,
y en la que los contenidos sean comprendidos y analizados en torno a la
realidad en la que viven los individuos, que su aprendizaje se base en
experiencias reales, para que ellos puedan hacer una autoconstrucción del mundo
que les rodea y participen activamente en él. Al contrario de la educación
bancaria, en la que el individuo es tratado como un mero recipiente en el que
se deposita el conocimiento y cuyo objetivo es el de transformar sus mentes
para que se adapten fácilmente a cualquier situación y así dominarlos fácilmente;
se busca la pasividad de los individuos respecto de su realidad.
Un punto importante en el método de Freire es la dialogicidad, que
debe establecerse entre maestro y alumno, no se refiere a una narrativa o
discurso, si no a la interacción discursiva entre ambos. No es establecer un diálogo
con el individuo para influirle ideas externas, sino buscar un lenguaje similar
que nos permita interactuar con él, conocer su pensamiento y el contexto en el
que se encuentra para proporcionarle espacios en los que él, por sí solo, pueda
buscar la superación y la liberación de la opresión; pero estos espacios están,
por lo general, envueltos en “situaciones límite” generadas por los opresores,
de modo que es necesario desaparecerlas por medio de la educación.
Para hacerlos despertar debemos encontrar el tema generador, que les
motive a buscar su liberación, para investigar este tema, debemos conocer la
forma de pensar de los oprimidos y esto se logra yendo ahí donde viven y
experimentar las situaciones en las que se encuentran, después debemos aplicar
el aprendizaje sistemático, de forma grupal, de modo que el individuo tome
consciencia máxima de su realidad y la exprese.
Los opresores, por supuesto, buscan la antidialogicidad para mantener
su status mediante diversos medios, como la manipulación a través de las
ideologías, la conquista, la división y la invasión cultural, que es
una táctica subliminal que se emplea para la dominación y que conduce a la
inautenticidad de los individuos.
Como conclusión podemos decir que de acuerdo a Paulo Freire, el
oprimido debe construir su propia realidad a través de las circunstancias que
se generan en su vida cotidiana, ya que esto le permitirá reflexionar y
analizar el mundo para transformarlo y así liberarse de los opresores, para
esto se debe promover el diálogo amoroso y humilde, el aprendizaje
contextualizado y la autoconstrucción de la realidad.
Araceli Parra Mata
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